No, la vida no transcurre a través de unas denominaciones, ni siquiera de unos conceptos. La vida, más allá o más acá de nomenclaturas se agita por el sistema circulatorio. Oxigenación, riego, venas, arterias. Sangre, en fin. Somos sangre desde el útero materno. Dejamos de ser sangre cuando dejamos de ser o provocamos ese abandono. Pero me veo abocado, de igual manera que sucede con la medicina y la investigación biológica en general, a utilizar vocablos, términos, categorías conceptuales. No vivimos por la poesía de las palabras. Sobrevivimos por el ingenio accidental llamado cuerpo y gracias a ese recorrido majestuoso, tenaz y líquido de la humedad rojiza. Largo camino de ida y vuelta. Inspira, expira, mueve. Generosa torrente obrera que nos construye y retarda nuestra descomposición.
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