Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


Fuga de la calavera




Boba sensación de que la calavera que tengo aquí delante me sonríe. ¿La tengo por reflexión? No. No tengo espíritu barroco y escasamente romántico. Solo está ahí por acogimiento y tal vez por compasión. Siempre me pareció tan desvalida. También espectacular. Ese moldeado interno que nuestros músculos, tendones, piel y gestos nos oculta. Y que cuesta adivinar cuando hablamos con el otro.