Al encontrar esta fotografía de mi último viaje a Oporto recuerdo y pienso. Como una lección mamada ya en la infancia los chicos aquellos practicaban un arte de tirarse desde el puente. Arte, porque había control, desafiaban a la naturaleza -la estática y la dinámica- y habían desarrollado la habilidad, esto es, un ingrediente fundamental del arte, si no el arte mismo.
De acuerdo, se trataba de exhibición, eso por una parte. Pero era también, o acaso sobre todo, un pulso con su voluntad y una competencia sana entre unos jóvenes y otros. Observo ahora la colocación de sus brazos, las palmas como si fueran palas de remo, el estiramiento total de su verticalidad y me asombro. ¿Asombrarme de la capacidad técnica que un cuerpo humano puede desarrollar? No es para menos, aunque el resultado sea un simple juego. Un juego de iniciados, de conocedores de su potencialidad. Una muestra de destreza y confianza. ¿Llevarán a cabo estos hombrecitos las mismas características a todas sus facetas de la vida cuando vayan haciéndose mayores? ¿Harán de su vida Arte? ¿O siquiera prudencia, claridad, desafío?
Los calcetines en los pies sigue siendo para mí un enigma.
Pues sí que resulta sorprendente la manera de tirarse y los calcetines puestos.
ResponderEliminarGracias
Saludos
Unos artistas del vacío, no te creas.
EliminarSi no les cortan las alas su potencial se mantendrá y lo pulirán en cualquier faceta de su vida. Esperemos que así sea. Es una reflexión interesante, saludos.
ResponderEliminarHay tantos avances como otros tantos retrocesos en el margen de una vida. Tal vez sea como dices.
EliminarÉ uma mistura de desafio e de arte... Uma forma de se prepararem para os desafios da vida.
ResponderEliminarObrigada pela visita
Beijos e abraços
Marta
Desafío y arte, una combinación arriesgada pero que si es exitosa da la medida de los hombres.
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