Me salta a la vista, a la atención, una frase de Jules Michelet, un historiador francés del difícil siglo XIX. "Los dioses son como los hombres: nacen y mueren sobre el pecho de una mujer". ¿Exaltación romántica? ¿Belleza literaria? ¿Acaso todos los caprichos que narra la mitología se nutrieron de unos pechos que les alimentó? Agudeza del historiador al proporcionar a los dioses un nacimiento y una muerte. Pienso en que la mujer -aquí sublimada- es la metáfora de la vida humana. Fuera de ella, de esa vida y esa reinvención continua tan humanas, ¿acaso tienen su lugar -espacio, tiempo, caprichos- los dioses? Astrofísico Michel Mayor, investigador de los exoplanetas, Premio Nobel de Física 2019: "La visión religiosa dice que Dios decidió que solo hubiese vida aquí, en la Tierra, y la creó. Los hechos científicos dicen que la vida es un proceso natural. Yo creo que la única respuesta es investigar y encontrar la respuesta, pero para mí no hay sitio para Dios en el universo". Creo que los griegos también lo tenían muy claro: crearon sus dioses para justificar las conductas de los hombres, no sé hasta qué punto para explicarlas.
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