Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


Fuga de Bruno Ganz




No te puedes acordar de nuestro encuentro en las escaleras mecánicas de unos grandes almacenes de Berlín. Te manifesté cuánto te admiraba. Ich bewundere Sie sehr, Herr Ganz. Y en qué película te había descubierto: Der amerikanische Freund war der erste Film, den ich gesehen habe. No sé si pronuncié bien, pero me entendiste lo suficiente. Y me respondiste no solo atento y cortés sino amigable y, sobre todo, con agradecida sencillez: Danke, Freund, danke, es war ein schreckliches und krampfhaftes Thema. Admitiendo que el tema que trataba aquella película había sido duro.

Vinieron más películas en las últimas décadas y la gente te recuerda especialmente por una donde encarnabas a aquel dictador Adolf sanguinario con propios y ajenos, decadente, histérico, hundido, pero implacable todavía. Me sigo quedando con El amigo americano y Cielo sobre Berlín, no sé si porque Wim Wenders nos unía o por el grato recuerdo de ambas películas. ¿Qué será de Wenders, Hanna Schygulla y Volker Schlöndorf ahora que no estás?



1 comentário:

  1. Qué petulancia tu alemán, Max. Casi hasta es bueno. Ya me contaste hace tiempo lo de aquel encuentro casual.

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