Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


Fuga del borrador




No me cabe duda de que somos páginas de borrador. Todos. Borradores de nosotros mismos. Nos pergeñamos, emborronamos nuestras páginas diarias, enderezamos la confusión formalmente, como si al mostrarnos una ilusoria página en limpio nos creyéramos nuestras propias certezas. No. Somos borradores. Seguimos escribiendo sobre las palabras tachadas, entre las líneas confusas, desplazando verbos y preposiciones inútiles. Una y otra vez solo sabemos borrajear nuestras horas. Nunca escribimos sobre papel nuevo, sino sobre lo ya (mal) escrito. No nos creamos más estetas y mucho menos académicos. Lo nuestro es una larga secuencia de aprendizajes, garrapateando sin fin.