he amanecido absorbiendo tu mirada
he lamido
tus ojos
hasta hender mis sentidos su luz
este aliento
no catado antes
los latidos inconfundibles del animal errante
manaban de allí
empapándome
me disolvía en ellos
en ti
supe en ese instante
inmóvil
que eras mi huella
(silente voz:
soy tu huella
la que no deberías nunca perder)