Escucho en la película La source des femmes: "La fuente divina de las mujeres no es el agua. La fuente divina de las mujeres es el amor".
Suena bonito, impresiona de momento. Puedes decir sí o quedarte pensando. El cine es una fuente divina también, lo sabes de sobra desde tus mejores tiempos de entregado a ver cine.
Luego te haces preguntas, por inercia, sobre aquella fuente. Pero, ¿se trata de un manantial de remanso, un hontanar cuyo flujo apenas captas o una fuente demasiado líquida, agua apresurada que si no la bebes a tiempo la pierdes?
(No se trata ahora de hablar qué se entiende por amor)