Esta acechanza que alguna que otra mañana le asalta. Duda sobre las palabras. No tanto sobre las ajenas, donde aún puede elegir, como sobre las propias. No sabe bien cómo cribar las suyas. Ni si son sedimento natural del pensamiento. ¿O aquello que piensa es tan solo un subproducto de las palabras que atraviesan como tormenta su mente?