Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


Fuga de aquellos cines




La ciudad se quedó sin los viejos cines, y al paso que vamos no sé cómo van a ir los nuevos. Yo recorría todos los cines de barrio, porque en ellos ponían dos películas, sesión continua y precio asequible. Ah, y filmes tolerados por la censura moral y calificados por la autoridad eclesiástica con el apelativo de "para todos los públicos".

Entonces nada molestaba aunque un cine estaba cargado de molestias: la gente llegaba a todas horas, las butacas de madera eran incómodas y ruidosas, se hablaba mucho mientras se veía una película, se desenvolvían los bocadillos e incluso había gente que fumaba, se comían pipas con aquel ruido infernal de ser cascadas entre los dientes, se producían una serie de cortes en la proyección con el consiguiente pitido o pataleo por los asistentes...Pero al niño nada le incomodaba, bueno sí, un poco que delante hubiera un tipo de envergadura superior a la suya que no le dejara ver bien. Pero por regla general en las sesiones a las que asistía casi todos éramos niños o jóvenes de altura y contextura de menos envergadura que ahora.

Si me pongo a recordar aún me vienen títulos de películas que pusieron en el cine de la foto. Incluso quién venía conmigo, e incluso la clase de chuches de aquella época, vamos los regalices, los chicles y las temerosas pipas de girasol que he citado, material bélico todo él con que acompáñabamos la tensión o el tedio de un film, que de todo había.  

Y los cines de barrio, y no solo de barrio, fueron haciendo mutis por el foro, para mayor gloria de la especulación inmobiliaria.




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