Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


El poeta turco Ilhan Berk habla del poeta




El poeta turco Ilhan Berk habla del poeta genérico en su obra La sangre del poeta:

"Ser poeta es una especie de monacato. Vivirás durante años como un poco de agua subterránea; y siempre conservarás la nostalgia de salir a la superficie un día, aceptarás esto con una gran modestia; y un día, un día cuando veas la luz del día sabrás retirarte a una orilla y mirar desde allí.

                              El poeta es un hombre de celda.
                              o tiene vida propia."

¿Y si ni siquiera emerges, Max, pero te sientes agua lozana fluyente dentro de ti toda tu vida? Aquel fino hilo que salía de la roca en la infancia y tú bebías está cadencioso y anónimo en tu interior, poeta que no te gustaría que te llamasen poeta porque no te sientes poeta. La metáfora del monje no te sirve, porque tú, Max, eres eremita antes que monje. Horadaste una vez la piedra y en sus recovecos has permanecido. Eso sí, salías a la luz y en la orilla del tráfago de los hombres probabas sus actos. Una libación que de nuevo te llevabas al laberinto de tus panales. Es tu manera, Max, de tener vida propia.

Curioso que Ilhan Berk te haga saber de unos versos condenatorios sobre los poetas que aparecen en El Corán.  Berk dice en otro de sus aforismos:

"El Corán, a pesar de tanta carga poética, parece un libro de miedo. Se nos plantea frecuentemente el infierno. Y da poco pie a perdonar.

¿Y lo resbaladizo del cuerpo? Eso no se quiere saber.

Bueno, ¿y los poetas?"    

Pues he recurrido a El Corán, donde se dice de estos:

" 221 ¿Acaso he de informarte sobre quién descienden los demonios?
  222 Descienden sobre todos los embusteros pecaminosos
  223 que explican lo oído, pero en su mayoría, son embusteros;
  224 descienden sobre los poetas, y son seguidos por los seductores
  225 ¿No los ves cómo andan errantes por todos los valles
  226 y dicen lo que no hacen? "


El Corán, azora 26, aleyas 221-226 (versión Juan Vermet)


¿De quién debo guardarme? ¿De los demonios, de los poetas o de los salvadores?




1 comentário:

  1. Muchos necesitamos guardarnos de nosotros mismos porque en nuestra naturaleza arrastramos todas las cadenas (helicoidales?) de la vida.
    A mi modo de ver se me antoja que los buenos poetas expresan maravillosamente la quintaesencia de conocimiento, experiencia y emoción que la vida ofrece. Los eremitas la precaución y cierta autosuficiencia enraizada en diversas desconfianzas.
    Los monjes tal y como los conocí me parecieron seres demasiado mundanos con aspiraciones demasiado elevadas para su situación carnal.

    Hago mal en establecer definiciones, imagino que cada cual finalmente seguirá su instinto.Una buena razón para guardarme de mi persona por más que juegue a ser el ojo que al ojo mira.

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