Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


Fuga de los hilos de tiempo de Peter Brook




Qué reveladores los Hilos de tiempo de Peter Brook. Los hilos de la niñez suya podrían ser hilos de la mía, variando detalles concretos. Lo cual lleva a que ambos, salvando la diferencia de edad y de experiencias, recapacitemos en aguas análogas. Le escucho en la escritura de su libro atentamente: "La niñez, afortunadamente, es literal; el pensar en metáforas aún no ha empezado a complicar el mundo. Aunque uno se pregunte a sí mismo: ¿qué es lo real? la niñez es un constante ir y venir de un lado a otro de las fronteras de la realidad. Luego, al crecer, uno aprende a desconfiar de la imaginación, o bien llega a encontrar desagradable lo cotidiano y busca refugio en lo irreal. Yo habría de descubrir que lo imaginario es la vez positivo y negativo: se abre a un campo traicionero, en el que las verdades son difíciles de distinguir de las ilusiones y en donde ambas arrojan sombras. Tenía que aprender que eso a lo que llamamos vivir es un intento de leer las sombras, traicionado cada dos por tres por lo que con tanta facilidad creemos real".

Pero lo imaginario para mí siempre fue real en mi infancia. Lo cual me causó abundantes problemas, con su consecuencia de advertencias y castigos. Tal vez la metáfora la llevaba uno implícita y no había descubierto -no podía, no sabía- el modo de enunciarla, de utilizarla, de manipular con ella, simplemente porque no la necesitaba. Entonces tan real era seguir las prescripciones de padres y maestros, como real era soñar dormido y despierto, como imaginar mundos que había que llevar a la práctica desde la lectura de libros de aventuras o tebeos, como real inventar descripciones y narrarlas en los juegos solitarios o grupales.

Acaso el crecimiento siempre es una traición a etapas anteriores. Y así hubo un tiempo posterior en que renegábamos de lo imaginario, de la fantasía, de la invención y creímos tocar el meollo de las cosas y de los hombres admitiendo -lo que no era sino descubrimiento limitado- la relativa verdad mostrada por cuanto se desarrollaba a nuestro alrededor y protagonizado por quienes nos circundaban. Y otra vez, como un bumerán, antes o después nos reclama la necesidad imaginaria para con su doble faz -acertado Brook- martirizarnos y conducirnos a elegir. Realidad y deseo no es lo mismo, ilusiones y verdades no van de la mano, luz y sombra son antagónicas...si bien complementarias.





(Pensamiento dedicado a C.)

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