Siempre me acariciaron los ríos de la luz y me arañaron las pozas de las sombras y me arrastró el viento de innumerables palabras y ensoñaron en mí las nieblas y me resguardaron las rocas en sus fantasías y me sumergió el calor en las entrañas de la tierra, las abundantes tierras. Allí, en lo profundo, excavé galerías para hallar mi propia construcción animal.