Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


Fuga de las voces




Una voz queda, pero segura, le dice a otra incrédula, pero anhelante: Cuando disfrutes, me gustaría que sintieras como si disfrutaras conmigo, como si me hicieras disfrutar a mí. Es entonces cuando las dos voces se apagan y renacen los susurros.