Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


Fuga del miedo




Si de pronto despiertas. Si el latigazo que te sacude es miedo. Si rebuscas en el último sueño y no hallas pistas que te expliquen esa turbia disposición cara al día. Si recorres la península de tu soledad y no despegas los labios. Si no quieres aceptar la palabra. Porque no hay otra palabra que se aborte en sí misma. Como si los sentidos decidieran no inventarla.