Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


Fuga del reconocimiento





No escribo para ser reconocido por nadie exterior a mí. Solo escribo para que el otro que mora en mí, y que me permite a veces ser habitado por mí, me reconozca. Y, de paso, yo le tenga en cuenta a él.

(Naturalmente esa ficción de que los otros, los del exterior, me presten alguna clase de atención, sea pasajera o continua, no debería transformarse jamás en la condición sine qua non de mis escrituras)