Repta y huye hacia la luz, lector, no hay otra salida.


Fuga de un tiempo de invierno





Un cuadro de Pieter Brueghel, que podría denominarse costumbrista, sirve para mi embobamiento, o llámese también abstracción de la jornada. Dicen que las obras generadas por los artistas valen mucho por la información que proporcionan. Acerca de las formas de vivir, de alimentarse, de vestirse, de viajar, de habitar, de exhibirse...Y puede ser muy útil, sobre todo para los que recrean épocas en las películas. Si bien estos recreadores no siempre andan muy acertados. Por mi parte lo que busco en un cuadro de este tipo es la evasión. No la evanescencia, sino la fuga. Sentirme acogido en otro tiempo y circunstancia bajo la aplicación de mi ojo cómodo. Acostumbrado desde niño a las escenas amables de los calendarios de pared uno no piensa tanto en lo que pudo ser como en la fantasía que nos lleva a ver como quisiéramos que hubiera sido. Maneras de interpretar egocéntricas. De ahí que siempre el cine haya atrapado tanto. Si tuviéramos que observar el pasado sabiendo solo de las dificultades odiaríamos el arte.